Don de Fluir...

La belleza está allí donde detienes tu mirada y siente tu corazón...

Hace unos días me acerqué de nuevo al mar... ese mar que desde que recuerdo ha estado ligado a intensos momentos de mi vida. Allí en mi infancia donde una flacucha de rubia cabellera y piernas largas recorría extensas playas de arenas blancas y no se cansaba de sol. Allí en mi adolescencia en algún que otro baño furtivo sintiendo su abrazo en mi desnuda piel. Allí en recuerdos inmensos que guarda mi alma a buen resguardo del desgaste del tiempo y de miradas extrañas. Allí echando mis semillas a la orilla rizada como el que siembra vida con ilusiones renovadas. Allí en mi aventura transoceánica donde descubrí que los sueños tienen estación de llegada. Allí en nuevas olas, nuevos atardeceres, nuevos muelles, nuevos sueños...

Es siempre sabio este viejo mar y me conoce bien, ofreciendome en cada encuentro lo mejor de sí mismo y sacando a flote para salvarlos los restos de mis naufragios, lo mejor quizás de mi misma. Como buen amigo se recuesta en la arena y me escucha, y me habla, y me riñe, y me sonrie, y me abraza, y me alienta.

Estaba enojado, un irascible viento lanzaba incesante contra el acantilado sus olas y apenas si le daba tiempo a recomponer su faz. Su cabello azul, teñido de gris por la opacidad del cielo. Su voz, puro grito, puro llanto, pura nostalgía de serenas y luminosas mañanas junto a la apacible orilla. Y aún así... hermoso... fascinante en esta exhibición de fuerza... coraje y orgullo, en esta emanación de lucha interna, de lucha externa, tal como tú Habibi, tal como yo.

Calmado, que no vencido, al filo del mediodía le regaló el sol un haz de luz, plateando su ondulada piel fosforescente. Una gaviota, cometa al aire en imposibles rizos, cansada también de batirse en duelo con el viento, quiso no perderse el majestuoso espectáculo. Y yo con mi cámara lo inmortalicé para ti.



"El gris puede ser un hermoso color dependiendo de la luz de fondo"